Hipertensión arterial crónica y embarazo

Hipertensión arterial crónica y embarazo

¿Qué es la hipertensión arterial crónica?

La hipertensión arterial crónica es una enfermedad que se caracteriza por un aumento en las cifras de tensión arterial por encima de 140/90 mm. Hg. y que se diagnostica antes del embarazo o en una consulta prenatal antes de las 20 semanas de gestación. En general esta enfermedad se caracteriza porque la paciente conoce su enfermedad con anterioridad, presenta varios embarazos previos y porque la hipertensión persiste después del parto.

La mayoría de las veces corresponde a hipertensión arterial esencial en el 90% de los casos que es de causa desconocida y sólo el 10% de los casos es secundaria a otra enfermedad como diabetesenfermedades renales, cardíacas y enfermedades autoinmunes entre otras.

Debido al efecto de las hormonas propias del embarazo, es frecuente que las cifras de presión arterial se normalicen en la primera mitad del embarazo, pero es conveniente mantener la medicación antihipertensiva, en dosis menores a las previas al embarazo.

En los casos de mujeres con hipertensión arterial severa, cuya presión arterial es mayor a 160/110 mm.Hg. es más frecuente que se le sume a esta enfermedad una enfermedad denominada preeclampsia, que se asocia a mayores riesgos en la salud materna o fetal como insuficiencia cardíaca, insuficiencia renal, desprendimiento planetarioparto prematuro, retraso en el crecimiento intrauterino y/o convulsiones.

¿Cuál es el tratamiento?

Cuando se conoce el estado de hipertensión arterial previa, a veces hay que suspender algunos medicamentos antihipertensivos por sus efectos perjudiciales para el embrión, como aquellos medicamentos llamados Inhibidores de la Enzima Convertidora de Angiotensina (IECA). En la mayoría de los casos la medicación más adecuada es la hidralazina, metildopa, nifedipina y/o labetalol. No es recomendable el uso de diuréticos, ya que disminuye el flujo sanguíneo placentario y en consecuencia la llegada de nutrientes necesarios para un buen crecimiento del bebé. A veces se agrega a la medicación aspirina en bajas dosis, calciovitamina C, que según algunas investigaciones disminuye la aparición de la complicación más severa de esta enfermedad, la eclampsia (hipertensión arteria severa y convulsiones).

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Conjuntamente deben realizarse estudios de laboratorio frecuentes para la evaluación del estado de salud materno y fetal, especialmente llevando un control ecográfico periódico para la detección precoz de un eventual retraso en el crecimiento intrauterino. Los estudios de vitalidad fetal como los monitoreos fetales y el Doppler obstétrico deben comenzarse antes de lo habitual, dependiendo de la evolución especial de cada embarazo.
Es frecuente que sea necesaria la internación en la maternidad para realizar estudios especiales o corregir la medicación hasta lograr mantener las cifras tensionales ideales para cada embarazada en particular.

El tratamiento no sólo consiste en administración de medicación antihipertensiva, sino que además debe complementarse con un estilo de vida sana, mediante la práctica de alguna actividad física aeróbica suave y una dieta supervisada especialmente por un nutricionista.
En lo posible es ideal llegar con el embarazo a las 37 semanas de gestación, pero a veces por complicaciones propias de esta enfermedad debe adelantarse el nacimiento para prevenir problemas en la madre o en el bebé.

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