Ecojuguetes

Ecojuguetes

¿Qué son los ecojuguetes?

Cuando se trata de los juguetes todo parece ser color de rosas, pero también tienen un costado menos simpático, ya que muchas veces están elaborados con materiales que contaminan el medio ambiente, como el PVC. Por suerte, los estantes de las jugueterías ya lucen productos que hacen felices a los niños y al planeta por igual, se trata de los ecojuguetes.

Un juguete eco-friendly es aquel que se fabrica con materiales reutilizados o bien naturales y biodegradables. En la lista de “amigos” figuran los elaborados con cartón, papel o madera de bosques reforestados; mientras que todo lo que es sintético, como el plástico, se encuentra en el bando opuesto.

A veces lo que define el contenido ecológico es la propuesta y no el material en el que está confeccionado el juguete. Hay juegos de mesa, semilleros de plantas y kits para reciclar que enseñan a cuidar el medio ambiente.

En Giro Didáctico, por ejemplo, venden Ecoaventura, un tablero con preguntas, respuestas y otras consignas creativas cuyo objetivo es acercar a los niños a la educación ambiental.
Juegos como la Weather Station (Estación meteorológica) enseñan sobre el efecto invernadero y otras cuestiones vinculadas al cambio climático. Mientras que los kits para plantar se venden en varias jugueterías e incluyen semillas, macetas y herramientas para que los niños aprendan a sembrar.

Manos a la obra

Los juguetes ecológicos se pueden hacer en casa, sólo basta apelar a la creatividad. Pero si la inspiración se resiste, existen espacios donde enseñan a despertarla, como “La fábrica de juguetes”. En este taller, que se dicta en Casa Matienzo, los niños aprenden a crear robots, muñecas, títeres, móviles y maquetas con material de descarte.

“Mientras armamos juguetes, aprendemos cómo usar las herramientas, cómo unir un material con otro, dejamos volar la imaginación, hacemos amigos y descubrimos que no hace falta comprar para tener algo nuevo y que hacerlo uno mismo es mucho mejor”, cuenta Nadia Zirulnikoff, artista y docente a cargo del taller.

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Hay dos grupos. El primero, para niños de 2 a 5 años y un acompañante, “está pensado como un espacio de encuentro y juego con mamá, papá, abuela o quien quiera la familia, donde los chicos aportan ideas y los grandes la motricidad necesaria para cortar, coser o pegar”, explica Zirulnikoff. Mientras que el segundo grupo está integrado por niños de 6 a 12 años, la principal diferencia es que concurren solos.

Los chicos que asisten al taller aprenden a ver con otros ojos a los potes de yogur o a los botones y “se copan”, como define Zirulnikoff, “hasta los que los que llegan enojados, dormidos o empacados se van contentos. Y los grandes también nos divertimos”, cuenta entusiasmada.

Dina Stasta es artista y dicta talleres mensuales dirigidos a la familia. Se trata de un espacio de cuatro horas en el que “con cada grupo familiar se desarrolla un juguete a partir de materiales reutilizables, que previamente han sido separados y limpiados en casa. Los trabajamos aplicando diferentes técnicas”, explica.

Los que quieren juguetes ecológicos, pero todavía no se animan a poner las manos en la masa, pueden adquirir las creaciones de Stasta en su taller de La Paternal. Allí, además, se pueden acercar los que busquen colaborar con la causa, ya que acepta donaciones de envases, descarte textil (botones, cierres, retazos de tela, etc…) y juguetes rotos.

Materiales ecológicos

En la industria del juguete, ya hay empresas que se dedican a la fabricación de productos ecológicos. Ondulé es una de ellas; esta firma cordobesa fabrica casitas de cartón en diversos tamaños, la más grande tiene 90 cm x 80 cm x 115 cm y funciona como un lienzo en blanco, ya que la idea es que los chicos puedan pintarla, pegarle stickers o personalizarla del modo que quieran. “Nuestros productos están inconclusos y es el niño, a partir de su creatividad y su imaginación, el encargado de terminarlos”, explica Matías Portela, director Comercial de la compañía.

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Además, tienen mini casitas temáticas (hay cuatro versiones: La Casa de Princesa, El cuartel de bomberos, La Casita de Muñecas y La Granja) para los que viven en espacios reducidos.
Los juguetes de Ondulé son ecológicos porque “están elaborados con un cartón que se compone en un 70% por papel reciclado”, señala Portela.

Tips para tener en cuenta

Es sabido que las pilas y baterías no se llevan bien con el medio ambiente, por eso los juguetes ecológicos no las utilizan. Sin embargo, se pueden llevar a cabo algunas acciones para reducir su impacto. Es preferible comprar pilas recargables, incluso hay cargadores solares que ni siquiera consumen energía. En el caso de las tradicionales, cuando se agotan hay que depositarlas en contenedores especiales. La Agencia de Protección Ambiental del Ministerio de Ambiente y Espacio Público porteño tiene un listado online de los puntos de recolección.

Por último, vale la pena recordar uno de los principales axiomas de la movida ambientalista: “Nada se pierde todo se transforma”. Por eso los juguetes que tu hijo dejó de usar pueden convertirse en el nuevo mejor amigo de otro niño. La clave es reutilizar, porque en materia ecológica no hay trapos viejos.

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