Sabemos, desde la biología, que el instinto es aquello que permite la supervivencia y la evolución de la especie. Por eso, para algunos el instinto maternal es algo innato que impulsa a las mujeres a tener hijos, y a protegerlos y cuidarlos una vez que han nacido. Para otros no es un instinto sino más bien una preferencia, un deseo que se relaciona con el tipo de relación que se haya tenido en la infancia con los progenitores, entre otros factores.
“Nosotros consideramos que el sentimiento maternal se construye a lo largo de la vida de una mujer. Antiguamente se ha pensado a la mujer desde una perspectiva biológica donde se le enseñaba que su tarea específica y fundamental era la maternidad, que el amor maternal era algo instintivo, algo innato. Hoy las cosas han cambiado y hay mujeres que deciden no ser madres, porque creen que su realización personal pasa por su trabajo o profesión. A diferencia del resto de los mamíferos, tenemos la posibilidad de elegir, de pensar”, indica la licenciada Emilia Canzutti, co-fundadora de la institución Momento Cero.
La licenciada Adriana López, por su parte, agrega que “a su vez vemos que hay mujeres que, atravesando un embarazo, no desean a ese hijo, o lo abandonan al nacer, lo que evidenciaría que el amor maternal no es un patrón universal, innato y, por ende, no es instintivo. Los sueños sobre su hijo, las expectativas, los temores, la planificación y la preparación para su llegada son conductas que se presentan y las preparan para ser madres, pero en todo está el componente cultural, histórico, social y la historia personal que determinan cómo encaran esa etapa; así como la calidad de esa maternidad, de ese amor de madre”.
Para ser mamá es conveniente tener desarrollada una determinada madurez emocional que nos permita estar preparadas para sobrellevar la dependencia que requiere un bebé. Sin olvidar lo importante que es la ayuda que reciba de su compañero o del resto de la familia.
“La maternidad para las mujeres puede ser tanto fuente de felicidad como de conflictos, algo placentero o algo que implique un sacrificio. Depende de la significación que le dé esa mujer, las expectativas que tenga sobre la maternidad, la relación que haya tenido con su propia madre, de sus vivencias, de sus emociones, el vínculo con su pareja, su deseo, así como también la educación y el entorno social. Lo vivido, más lo sentido, tanto como lo que uno proyecta para sí y para su pareja son los elementos que le dan sentido a la maternidad”, coinciden las especialistas.
Una vez que el niño llega al mundo, la maternidad se desarrolla día a día con una resonancia personal y única que se establece con cada hijo. El bebé se encuentra con figuras fundamentales para su vida, fuente de amor y cuidados y se entabla un apego que le devuelve mucho de su ser para poder enfrentar la vida.
Muchas mujeres descubren su cualidad maternal más tarde y se animan, bajo otras condiciones, a ser madres. Algunas otras no lo descubren y por lo tanto no lo desarrollan y siguen sus vidas por otros caminos tan reconfortantes como la maternidad.