Una madre puede hacer cualquier cosa por la felicidad de sus hijos y la siguiente historia es un ejemplo de este amor.
Alice Hohenhau, había sido diagnosticada de leucemia a los 4 años y para que la enfermedad no avanzará tuvo que someterse a tratamientos muy fuertes de quimioterapia y radiación que no le permitirían nunca ser mamá.
La radiación a la que se vio sometida Alice, le provocó daños a nivel uterino y debido a esto nunca podría retener un embarazo hasta el final. No obstante, a los 23 años quedó embarazada por primera vez.
La alegría fue inmensa, pero pronto se desvaneció cuando perdió su embarazo de 15 semanas. Lo que ocurrió es que su útero dañado no iba a poder nunca retener el embarazo hasta su última etapa y de esta forma supo que jamás podría tener descendencia.
Su madre Teresa, de 46 años, sabía que algún día su hija se plantearía ser mamá sabiendo que eso no podría ser posible. Tal vez podría adoptar, pero no era lo mismo para ella.
Entonces un día quiso cumplir el sueño de su hija y le propuso algo que para muchos resulta descabellado: recibir el óvulo fecundado de su hija en su útero y gestar a su nieto durante nueve meses. Es decir ser una madre subrogante para su propia hija.
Lo que la hizo decidirse tan confiadamente fue que su hija ya había congelado varios embriones y Teresa no se veía tan grande como para no poder embarazarse.
El pasado 2 de junio, luego las 40 semanas de embarazo, nació su nieto. Las expectativas fueron tan grandes que ya habían contratado a una fotógrafa profesional para capturar algunos de los momentos más inolvidables que le sucederían en toda su vida.
Selena Rollanson, la fotógrafa que retrató el nacimiento, capturó estos emocionantes momentos en una sesión de fotos sorprendente.