Hidratación durante el embarazo

Hidratación durante el embarazo

La importancia de la ingesta de líquidos en el embarazo

Mantenerse hidratado es clave y fundamental para una buena salud, sin embargo durante el embarazo esa máxima cobra mayor importancia. Es que el agua es esencial para generar el aumento del volumen sanguíneo materno de casi el 50 %, lo mismo que el aumento en general de los líquidos totales del cuerpo materno, y mantener el líquido amniótico del bebe. Es importante prevenir la deshidratación, un riesgo al que las embarazadas están más expuestas.

¿Por qué es importante una hidratación adecuada durante el embarazo?

El embarazo implica una serie de cambios fisiológicos que hace que los requerimientos de agua aumenten, ya que ésta es necesaria para la formación del líquido amniótico y para asegurar el correcto crecimiento del feto.

¿Cuánto más se debe beber en dicha etapa?

Si estás embarazada debes aumentar la ingesta de líquido por lo menos en 300 mililitros más que los requiere el adulto promedio, la idea es que bebas diez vasos diarios de agua, en lugar de los 8 que se recomiendan habitualmente; es decir, de 2 a 3 litros según la actividad física que realices y si son días calurosos o no.

¿Por qué es preferible beber agua mineral?

El agua mineral aporta minerales esenciales y oligoelementos. Además, es natural y no requiere tratamientos de desinfección ni filtrado para su consumo. Siempre asociada a minerales esenciales para el embarazo como calciohierro, etc.
 Por otra parte, no tiene calorías por lo que ayuda a controlar el peso.

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¿Qué otros beneficios tiene el agua?

La ingesta adecuada de agua puede ayudar a controlar otras molestias que con frecuencia se asocian al embarazo, como el estreñimiento y la acidez. 
Beber de a pequeños sorbos y a intervalos frecuentes ayuda a prevenir la acidez estomacal. 
La retención de líquidos o edemas, otra de las molestias típicas del embarazo, puede aliviarse si, además de eliminar el sodio de la dieta, se ingiere abundante agua. 
Beber más también aumenta la micción, lo cual ayuda a depurar el organismo de toxinas y disminuye las chances de desarrollar infecciones urinarias y cálculos renales.

¿Es lo mismo beber sodas o refrescos?

No, de hecho se desaconseja la ingesta de gaseosas o refrescos. En primer lugar porque favorecen la distención (hinchazón) abdominal.
 Además, pueden contener cafeína, una sustancia cuyo consumo debe limitarse durante el embarazo, y altas cantidades de azúcar.

Pautas a tener en cuenta

Durante el embarazo las modificaciones hormonales hacen que el umbral de sed aumente, es decir el organismo puede tardar más tiempo en avisar mediante la “sed” que necesita beber, por eso es importante que no esperes a que la sed aparezca, bebe antes de sentir las ganas.

Si realizas actividad física o cursas tu embarazo durante el verano, debes aumentar aún más la ingesta de líquidos. También el calor ambiental hace que tu cuerpo pierda agua por el mecanismo de transpiración y perspiración.

Es importante en el verano mantenerse en ambientes aireados y frescos.
 Los vómitos que suelen acontecer durante la primera etapa del embarazo son otra pauta de alarma. Si ese es tu caso, es preferible que elijas bebidas ricas en sales minerales, más conocidas como deportivas o isotónicas. Y por supuesto, debes avisarle a tu médico.

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También puedes incrementar la ingesta de líquidos con alimentos ricos en agua como algunas frutas (melón, sandía, papaya, etc.) y verduras (apio, pepino, lechuga, espinaca, etc.).

Por último, es importante que observes el color de tu orina, si esta es más oscura que lo habitual, indica que necesitas aumentar la ingesta de líquidos, y puede ser el inicio de un cuadro de deshidratación; en ese caso deberías avisarle a tu médico si no se modifica con la ingesta de líquidos.

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