Advierten sobre los riesgos que provoca la insistencia de los padres para que sus hijos coman

Una nueva investigación revela los problemas alimenticios que podría ocasionar el obligar a comer a un niño cuando dice no tener más hambre.

Advierten sobre el peligro que provoca la insistencia de los padres para que sus hijos coman

Los padres suelen frustrase mucho cuando sus hijos se niegan a probar un nuevo alimento. Un estudio reciente revela lo importante que es no presionarlos cuando comen nuevas comidas. ¿A qué se debe esta conclusión?

“Mi hijo no me come”

Los niños son muy exigentes o quisquillosos a la hora de comer. Es muy común ver a una madre suplicarle a su hijo que coma un poco más cuando el pequeño apenas solo ha probado un solo bocado y dice: “Ya he terminado”.

Es algo que ocurre a diario y el instinto de madres y padres es hacer todo tipo de cosas para que coman, ya sea con sobornos, exigencias o regaños como para que el niño se alimente bien.

Es normal sentirse preocupado cuando el niño no come lo suficiente porque esto puede afectar su crecimiento. Sin embargo, el obligarlos a comer puede ser también muy perjudicial para su salud.

¿Por qué no debemos presionar al niño a comer?

Un nuevo estudio realizado en la Universidad de Michigan ha descubierto que la presión que ejercen los padres puede afectar la alimentación de sus hijos. “Encontramos un vínculo muy estrecho entre el gusto del niño hacia la comida y la presión que se le ejerce para que la acepte. Se necesita un enfoque diferente para resolver este problema, yendo mucho más allá que presionar” dijo la investigadora Julie Lumeng, profesora de pediatría de la universidad antes mencionada.

Se considera una invasión

La investigadora también menciona  que “presionar en la alimentación puede considerarse invasivo o controlador. Por décadas de investigación se ha revelado que una crianza controladora e invasiva no es buena para el crecimiento y la salud del niño”.

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Natalia Stasenko, nutricionista pediátrica coincide en el mismo punto y explica que presionar a los niños podría empeorar a la larga sus hábitos alimenticios. Y esto se agrava aún más cuando existen problemas motores orales o de ansiedad que no han sido diagnosticados.

Impacto en la obesidad

Aunque el estudio no tuvo suficiente duración sobre el impacto que puede tener dicha presión en el aumento de peso a largo plazo, existe un gran riesgo de que esto suceda.

La presión ejercida sobre el niño cuando no quiere comer puede contribuir a un mayor riesgo de obesidad infantil, ya que puede interferir con su capacidad de autorregulación, que es saber cuando está satisfecho o cuando tiene hambre.

Los bebés tienen una buena capacidad para regularse cuando se alimentan, pero ese instinto natural disminuye a los 4 ó 5 años, según cuenta la investigadora Stasenko.

¿Qué pueden hacer los padres?

Es natural preocuparse cuando nuestro hijo no come pero hay que tomar medidas importantes que puedan contribuir a que el pequeño pruebe un nuevo alimento por voluntad propia y se entusiasme por la comida.

A continuación algunas situaciones que de deben generar para motivar a los niños a comer:

  • Cuando ven a otras personas disfrutando de esa comida.
  • Cuando otro niño o un hermano come el alimento sin problemas.
  • Cuando ven el alimento varias veces.
  • Cuando interactúan con dicho alimento.
  • Cuando lo tocan, lo huelen y finalmente lo prueban.

“Cada niño progresa a su propio ritmo y no deben sentir ningún tipo de presión cuando comienzan a probar algún alimento nuevo” dice Sally Kuzenchak, dietista registrada, educadora y madre de dos hijos.

De modo que ya sabes, a la hora de comer a tener paciencia y considerar también si el niño no come o en realidad no come lo que uno espera que coma.

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