Ya son más de las nueve y mis dos hijos todavía están dando vueltas para desvestirse y ponerse el pijamas. Aún hay juguetes desparramados por todo el piso y con mi esposo comenzamos a discutir para no explotar y descargarnos con ellos.
Sin embargo, todo tiene un límite. “Muy bien, ¡ya está!, HOY NO HAY CUENTOS ANTES DE DORMIR!” Y por supuesto, después de pronunciada esta sentencia, comienzan los llantos y berrinches que te rompen los oídos.
Así es la hora de acostar a mis dos hermosos hijos de 4 años y de 2 años. Todas las noches ponen a prueba nuestros límites y nos hacen repetir todo infinidad de veces.
Muchas veces tenemos que parar un momento para hacer nuestras cosas, como revisar el correo electrónico o lavar los platos, con la esperanza de que al volver a la habitación ya estén listos para irse a dormir.
Nos dimos cuenta de que la hora ideal que habíamos pensado (las 9:00 p.m.) es algo imposible de lograr porque casi siempre terminan durmiéndose a las 11:00 p.m.
Un truco sencillo que solo requiere de un temporizador
Sin embargo, una noche todo cambió para mejor. Se me ocurrió probar un simple truco que acortó considerablemente toda la rutina de sueño. Lo que antes parecía una tarea interminable ahora dura alrededor de 20 minutos.
La solución fue abrir el temporizador de mi iPhone, que es una función en la app del reloj, y les dije que debían terminar toda la rutina para irse dormir antes de que la alarma sonara. ¿Cuál sería su premio? Leerles cuentos, que es su actividad favorita.
Les dije que mientras más rápido terminaran tendríamos más tiempo para leerles historias antes de apagar las luces. Y si no terminaban en el tiempo que habíamos estipulado entonces no habría cuentos esa noche.
¿Cómo funciona?
En principio, comencé poniendo el temporizador en 30 minutos. Luego ponía el teléfono como para que vieran la pantalla y pudieran ver la cuenta regresiva.
Hay algunos temporizadores que son visualmente más atractivos. Algunos muestran discos de color rojo que van desapareciendo a medida que se va acabando el tiempo. Sin embargo, yo utilicé el que viene con mi teléfono y hasta ahora me ha funcionado muy bien.
Esto también me ayuda a concentrarme en mis hijos, ya que tampoco yo me distraigo con el teléfono y puedo acompañarlos en cada actividad que van realizando.
Mientras dura la cuenta regresiva deben completar todas las cosas que incluye su rutina.
En nuestro caso son:
- Ir al baño
- Lavarse las manos
- Cepillarse los dientes
- Ponerse el pijama
- Poner la ropa en la cesta de la ropa sucia
- Acostarse en la cama
- Escuchar los cuentos
Al principio tuve que realizar todo tipo recordatorios como “tienes 15 minutos” o “¡sólo nos quedan 5 minutos y eso da tiempo para una solo cuento!”, entre otros.
Si se acuestan y aún queda tiempo en el temporizador les leemos otros cuentos que ellos eligen. Y para no terminar de forma abrupta ninguna historia, acordamos que si suena el temporizador siempre terminaremos de leer el cuento entero.
El resultado luego de algunos días
Pasaron los días notamos que cuando nuestros hijos están realmente concentrados, terminan su rutina en tan sólo 10 minutos. Entonces, con un temporizador de 30 minutos, les quedan 20 minutos para contarles cuentos.
Pero en las noches que dan vueltas y suena la alarma antes de que terminara la rutina, se cumple el acuerdo y no hay lectura final.
Al principio tuvimos que aguantar su frustración entre lágrimas y rabietas. La hora de dormir parecía durar tanto como antes porque pasábamos alrededor de 15 minutos para calmarlos antes de que se durmieran. Pero nos mantuvimos firmes y con el tiempo pudieron entender que sus acciones tienen consecuencias.
De hecho, una noche mi hija me dijo llorando “Mañana recordaré que debo hacer todo más rápido”. Y ahora, en las noches que ya no queda tiempo para cuentos, se meten bajo las sábanas refunfuñado, pero sin hacer escándalos.
Este truco ha disminuido considerablemente el tiempo que nos llevaba acostar a los niños. Y no son minutos sino horas completas que perdíamos todas las semanas.
Hay noches que comenzamos la rutina más temprano y entonces les damos más tiempo en el temporizador y los recompensamos con más cuentos. Otras noches que estamos más cansados, ponemos el temporizador de 20 minutos, y leemos menos cuentos.
No creemos que ya tenemos dominado todo lo que implica la hora de dormir a los niños, pero cuando vemos a nuestros hijos haciendo todo lo posible por ser los primeros en irse a la cama siento que hemos avanzado muchísimo.