El colecho es un tema en donde las opiniones están muy divididas y por esta razón hemos investigado lo bueno y lo malo de esta práctica, para que puedas decidir de manera informada.
La historia del colecho
Muchas culturas alrededor del mundo han practicado el colecho por siglos, como un mero asunto de supervivencia, pues de esta manera el bebé está seguro, protegido del frío y alimentado de forma inmediata al tener a la madre cerca.
Se dice que esto evitaba que el bebé llorara de forma tal que podría delatar la ubicación de los padres ante posibles depredadores y la mejor manera era evitar que el bebé hiciera ruido, para que los animales no ubicaran la tribu.
Según los historiadores, desde el siglo diecinueve comenzó a implantarse la práctica de dormir separado de los niños y se popularizó con mucha rapidez.
¿Por qué se recomienda el colecho?
Muchos especialistas lo recomiendan por el vínculo que se genera entre padres e hijos que permite atender las emociones y necesidad físicas de sus hijos de manera rápida.
Otro motivo se da cuando las madres quieren tener al bebé cerca para evaluar su respiración y muchos lo hacen para descansar porque les cuesta dormir al bebé.
Al tenerlos cerca, los niños se duermen más rápido y la mamá descansa mejor mientras alimenta al bebé, al tiempo que se recupera del parto o de la cesárea.
¿Es peligroso el colecho?
Algunos estudios demuestran que se quintuplica el riesgo del síndrome de muerte súbita infantil (SIDS), en bebés menores de 4 meses o prematuros, aunque la edad no es excluyente porque lamentablemente estos accidentes también han ocurrido después de esta edad.
Otro factor de riesgo que se presenta en el colecho es cuando los padres fuman, o uno de ellos duerme bajo influencia de drogas o alcohol, o algún tipo de medicación que genere sueño profundo.
Es entonces, que bajos los efectos de estas sustancias el padre puede sofocar al bebé si se da vuelta y el pequeño queda atrapado debajo.
Guía para un colecho seguro
Estos son los consejos de los expertos si quieres practicar un colecho seguro:
- Una buena edad para el colecho es de los 6 a 12 meses, pero es recomendable que duerma en una cuna aparte, al lado de la cama.
- Si los padres están muy cansados evitar dormir con el bebé.
- Poner al bebé de espaldas, nunca de lado o boca abajo.
- No dormir en el sofá con el bebé.
- No fumar ni tomar alcohol, medicaciones o drogas que causen un sueño profundo.
- El colchón debe ser firme y las sábanas livianas.
- Verificar que no haya mantas o almohadones cerca de la cabeza del bebé ni objetos pequeños que se pueda llevar a la boca.
- Evitar tener a más de un bebé en la cama.
¿Cuáles son los pro y los contra?
Existen un par de cosas negativas al practicar colecho. Una de ellas es la de la transición o el paso provisorio a la habitación del bebé. Si se decide detener el colecho por un tiempo, el cambio será duro, pudiendo generar desvelos para toda la familia.
Por otro lado, también cambiará tu vida sexual ya que la cama no será el lugar de encuentro para tener relaciones a la noche sino que servirá sólo para dormir al bebé y no para estar un tiempo a solas con tu pareja luego de una largo día.
No obstante, la parte buena es que diversos estudios señalan que el colecho hace que los niños sean personas más independientes pues, el estar cerca de los padres, les da mayor confianza de sí mismos.
De igual forma, los papás que lo practican han señalado que duermen mejor porque no tienen que levantarse varias veces en la mitad de la noche para atender al pequeño.
Por un colecho más seguro
Si te angustian muchos los riesgos, hay métodos alternativos que permiten practicar el colecho de forma segura, como por ejemplo colocar una cuna especialmente diseñada para poner junto a tu cama, lo que permite darle el propio espacio al bebé mientras tú estás prácticamente a su lado.
También puedes ubicar la cuna muy cerca de tu cama, de modo que puedas escuchar su respiración. Esta práctica ha permitido bajar el riesgo de síndrome de muerte súbita infantil, porque la madre estará alerta si algo malo llegara a ocurrirle al niño.