La emocionante historia de una mamá adoptiva que pudo amamantar a sus hijos del corazón

Los bebés adoptados tuvieron un abandono y el contacto piel a piel con su mamá del corazón reconstruye el vínculo. Pero esta mamá fue más allá… ¡los pudo amamantar!

El caso de una de las madres adoptivas que pudo amamantar

Para Myriam Da Silva, amamantar a sus dos hijos -que hoy tienen 17 y 18 años- fue algo más que especial. Todavía tiene el recuerdo nítido y claro del contacto con la piel y de la unión de las miradas. Y también de la sensación de calma para el bebé y de placer para ella.

Su relato es el mismo que el de muchísimas otras mamás -por suerte, cada vez más- que dan la teta que pueden -a libre demanda, como alimento exclusivo o intercalada con leches de fórmula, haciendo malabares con los horarios de trabajo o incorporando a sus vidas el sacaleche. Solo que Da Silva -médica pediatra y líder voluntaria de la Liga de la Leche en El Dorado, Misiones- es mamá adoptiva y, ni bien llegó a su vida cada uno de sus hijos, puso en práctica la técnica de inducción de la lactancia -también llamada relactación- que había aprendido recién recibida.

Cuando empezó a trabajar en el hospital de El Dorado, cuenta, Da Silva se acercó a la Liga de la Leche (una asociación civil sin fines de lucro de apoyo a la lactancia) para asesorarse y poder transmitirle a las mamás recientes cómo amamantar. “Me daba cuenta que no había información. Los médicos no sabíamos qué decirles. Unos años después experimenté yo misma mi conocimiento”, agrega.

“La naturaleza muchas veces compensa. Y las mujeres que no llevamos a nuestros hijos en nuestro cuerpo tenemos la bendición de la lactancia”, completa.

¿Cómo es la técnica para amamantar siendo madre adoptiva?

Lograr amamantar sin ser madre biológica del bebé, explican las puericultoras y especialistas en crianza, no tiene demasiados requisitos. Requiere de un relactador (consiste en una mamadera que va colgada en el cuello de la mamá y una pequeña sonda o cánula que se apoya en el pezón de la mamá). Cuando el bebé succiona el pecho, recibe la leche preparada en la mamadera. Una vez que la mujer produzca su propio alimento, amamantará como otra madre biológica, en forma exclusiva o complementada con leche de fórmula.

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“La producción de leche depende del nivel de hormonas y de la succión del bebé en el pecho materno”, sintetiza Barrionuevo Vera.

En el resultado, más allá de la edad del bebé (porque no es lo mismo un recién nacido que otro ya habituado a la mamadera), influirán las ganas y el acompañamientos que tenga la mujer. “Hay mujeres que llegan a la respuesta esperada aunque, por la edad, tengan menor producción de hormonas”, ejemplifica la puericultora de María Alejandra Barrionuevo Verda, de la Fundación Lactancia y Maternidad.

Para intentarlo, la interesada debe realizarse una evaluación que descarte enfermedades transmitibles a través de la leche, como el VIH. Si está realizando un tratamiento por alguna enfermedad, se determinará si es compatible con la lactancia.  Además, en algunos casos se indican medicamentos que estimulan el nivel de las hormonas. La misma técnica se aplica en parejas con dos mamás -y que ambas quieran dar la teta-. También se conocen historias de abuelas que instintivamente colocaban al recién nacido en su pecho y después de unos meses pudieron amamantar.

¿Cuáles son los beneficios?

Más allá de las ventajas nutritivas, para el bebé, esta será una forma de volver al lugar de seguridad absoluta donde estuvieron cobijados durante nueve meses. “Se dice que el amamantamiento es un útero externo, es la prolongación del cordón umbilical”, sugiere Barrionuevo Vera. Y para la mujer, uno de los caminos posibles que la ayudará a conocer las necesidades de su hijo y construir el vínculo que recién empieza.

“Los bebés adoptados ya tuvieron un abandono y tener el contacto piel a piel con su mamá del corazón reforzará su autoestima y la seguridad”, aconseja Da Silva.

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Si no se logra la lactancia, el resultado también será positivo. “El haberlo intentado y experimentado el contacto físico generará casi el mismo efecto emocional para el bebé”, completa Cecilia Karplus, también voluntaria de la Liga de la Leche.

Lo importante es que no sea una exigencia extra para la mamá ni que genere frustraciones. “Una mamá que no induce a la lactancia, pero que se preocupa por el contacto piel a piel y está atenta a las necesidades de su bebé logrará un buen vínculo”, finaliza Barrionuevo Vera.

Fuente: Entremujeres

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