Sarampión

¿Qué es el sarampión?

El sarampión es una enfermedad infecciosa altamente contagiosa causada por el virus Morbillivirus. El 90% de las personas en contacto con un enfermo de sarampión se contagia si no ha padecido la enfermedad previamente o si no ha sido vacunada. Se adquiere por contacto de persona a persona a través de secreciones respiratorias y saliva.

¿Cuáles son los síntomas?

El período de incubación del sarampión (desde el momento del contagio hasta la aparición de los síntomas) es de 7 a 14 días y es asintomático.

Posteriormente aparece un período que dura de 2 a 3 días con catarro, fiebre, conjuntivitis, hinchazón de párpados, fotofobia (molestia a la luz) y secreciones nasales. Aparece también en ese momento unas pequeñas manchas rojas en la mucosa bucal, por dentro de las mejillas, llamadas manchas de Koplic. Después de 3 ó 4 días aparece la erupción característica en la piel en forma de pequeñas ronchas de color rojo, que se manifiestan primero por detrás de las orejas y que luego se expanden hacia la cara, cuello, torso, brazos y piernas. Estas pequeñas ronchas se caracterizan porque luego de ser presionadas con la yema del dedo desaparecen (por un momento?). Después de 3 a 5 días comienza a desaparecer la fiebre y la erupción.

El período de contagio comienza 4 días antes de la aparición de la fiebre y termina cuando comienzan a desaparecer las lesiones de la piel, aproximadamente 14 días en total.

¿Qué efectos produce sobre el bebé?

El sarampión contagiado en forma natural no se asocia con malformaciones fetales. Puede causar interrupción del embarazo en el primer trimestre de la gestación y parto prematuro si la enfermedad se adquiere durante el último trimestre. Si la enfermedad aparece en los últimos días de la gestación puede causar sarampión neonatal en el recién nacido.

¿Cuál es el tratamiento?

No existe un tratamiento específico para el sarampión. Los cuidados se enfocan al control de la fiebre y la tos mediante la administración de antipiréticos que no contengan aspirina. Es importante el reposo, una buena ingesta de líquidos y una alimentación adecuada hasta la finalización de la enfermedad.

¿Cómo puede prevenirse?

La mejor forma de prevención es tener los anticuerpos contra el sarampión (habiendo padecido anteriormente la enfermedad o por medio de la vacunación). La vacunación contra esta enfermedad está en todos los planes de vacunación en casi todos los países.

Si una mujer ha sido vacunada, el riesgo de padecer la enfermedad es insignificante y de padecerla va a provocar síntomas mínimos y no va a representar ningún riesgo al embarazo.

Si por error se recibe la vacuna durante el embarazo tampoco hay riesgos para el embrión ya que la enfermedad no se asocia con riesgos de malformaciones fetales.
Si niños u otras personas de la casa son vacunados contra el sarampión no existen riesgos durante el embarazo ni la lactancia y no es necesario el aislamiento.

Una mujer embarazada le transfiere inmunidad a su hijo a través de la placenta si ella padeció la enfermedad o si fue vacunada. Esta inmunidad es adecuada durante los primeros 6 meses de vidad del bebé pero disminuye mucho después de los 9 meses por lo que el bebé debe recibir la vacunación contra el sarampión antes de los 12 meses de vida.

¿Qué debo hacer si he estado en contacto con alguien con sarampión?

Si ya has tenido sarampión con anterioridad o habías sido vacunada, eres inmune contra la enfermedad y no debes hacer nada. Si no estás segura o bien sabes que no eres inmune debes contactarte rápidamente con tu médico.

Existe una inmunoglobulina o protección pasiva que puede ser usada para prevenir el sarampión en personas que han estado en contacto con esta enfermedad y no estaban protegidos. Esta inmunoglobulina debe ser aplicada intramuscularmente tan pronto sea posible dentro de los 5 a 7 días después de la exposición. Está indicada en mujeres embarazadas y en bebés menores de 12 meses no vacunados.