Clamidia

Esta infección puede ser causa de partos prematuros y hasta pérdida del embarazo, de ahí la importancia de su detección temprana y tratamiento.

Clamidia durante el embarazo

¿Qué es la clamidia?

Las bacterias pertenecientes al género clamidia constituyen uno de los grupos de microorganismos más difundidos y prevalentes como causa de infecciones diversas, particularmente del tracto genital, respiratorio y ocular. La Chlamydia trachomatis es la que provoca infecciones exclusivamente en los humanos, mientras que la Chlamydia psittaci es la que se encuentra en las aves y ocasionalmente puede infectar a los hombres provocando psitacosis.

¿Cómo se contagia?

La clamidia tiene la característica de que sobrevive solamente dentro de las células que infecta, por lo tanto, cuando se la trata, debe tenerse en cuenta que los antibióticos que se utilizan deben ser con penetración intracelular.

Se la considera como una enfermedad de transmisión sexual (E.T.S.), porque se contagia más frecuentemente por contacto piel a piel durante las relaciones sexuales. En la mujer es causa de infecciones en todo el tracto genital y sin tratamiento puede ser causa de infertilidad o esterilidad. Existen otras formas de contagio no venéreas, como la de madre al hijo en el momento del parto, al transporte en la piel de partículas infectantes entre los ojos y los genitales y, en ciertas ocasiones, por secreciones infectadas que contaminan piscinas inadecuadamente cloradas.

¿Cuáles son los síntomas?

En el hombre puede ser totalmente asintomático o presentarse bajo la forma de uretritis, epididimitis (infección del conducto que transporta los espermatozoides en el testículo), prostatitis, proctitis (infección del recto) o linfogranuloma venéreo (infección de un ganglio inguinal con supuración purulenta).

En la mujer las formas más comunes de presentación en la mujer son las siguientes:

Cervicitis

Es la infección en el cuello uterino provocada por esta bacteria. Puede ser totalmente asintomático o dar solamente un flujo vaginal escaso y de color amarillento. Se sospecha en base a la colposcopía, porque a veces da imágenes de irritación, asociada a secreción purulenta. El diagnóstico debe realizarse mediante cultivo de la secreción.

Uretritis

Es la infección de la uretra, que comunica a la vejiga con el exterior y desemboca por delante de la apertura vaginal. Causa molestias al orinar como ardor, necesidad de orinar más frecuentemente de lo habitual, y a veces a aumento en el flujo vaginal. Generalmente está asociada con cervicitis. El diagnóstico se realiza mediante cultivo específico.

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Bartholinitis

Es la infección de las glándulas de Bartholino, que son las que se encargan de dar lubricación a la vagina, especialmente durante las relaciones sexuales. Los síntomas que provoca son dolor importante a nivel de uno de los labios vaginales y la aparición de un bulto que varía en tamaño al de una arveja y hasta al de una naranja. Por lo general es muy doloroso y está acompañado por la aparición en la ingle de un ganglio doloroso. Se diagnostica por cultivo de su secreción. El tratamiento es quirúrgico, favoreciendo su drenaje en asociación con antibióticos específicos.

Endometritis

Es la infección del endometrio, capa interna del útero. Puede causar como único síntoma un aumento en la hemorragia menstrual. Debe ser investigada en toda mujer que está en estudios por infertilidad, ya que un endometrio alterado no es apto para la implantación de un óvulo fecundado. Se diagnostica mediante cultivos especiales de la secreción uterina o de sangrado menstrual.

Enfermedad inflamatoria pelviana

Las infecciones del cuello uterino (cervicitis) no tratadas pueden ascender a través del endometrio y trompas de Falopio hasta la cavidad abdominal. Durante un embarazo puede ser causa de rotura prematura de bolsa y parto prematuro, infección del líquido amniótico o infección puerperal. La Chlamydia, junto con la bacteria responsable de la gonorrea (Neiseria gonorroeae), son los gérmenes causales más comunes de esta enfermedad. Los síntomas pueden ser dolor abdominal de mucho tiempo de evolución, fiebre, y a veces la aparición de un tumor a nivel de las trompas o el ovario, diagnosticado por una ecografía o un exámen ginecológico. Puede ser causa de esterilidad o infertilidad, ya que puede ocasionar obstrucción de las trompas de Falopio y de esta forma impedir la unión del óvulo con el espermatozoide.

¿Cómo se diagnostica?

El diagnóstico se realiza generalmente durante los estudios que se realizan a pacientes con diagnostico de infertilidad, a las que se les efectúa una laparoscopía, en la que se pueden ver adherencias en las trompas o hidrosalpinx (infección de las trompas de Falopio asociadas a la formación de un absceso de las mismas). Durante el embarazo todos los diagnósticos se basan en la identificación de la Chlamydia en cultivos especiales de las secreciones, o en la presencia de anticuerpos (defensas naturales contra esta bacteria). La toma de la muestra para el cultivo debe ser tomada por personal calificado, y se obtiene mediante un hisopeo a nivel de la uretra o del cuello del útero.

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¿Qué efectos produce?

Las infecciones por clamidia durante el embarazo, como la endometritis puede ser causa de abortos, o de infección del líquido amniótico y rotura prematura de bolsa provocando partos prematuros. El recién nacido puede infectarse en el momento del parto al atravesar el canal del parto, en los casos que la madre esté infectada. En estos casos puede provocar conjuntivitis, caso faringitis o también neumonía en el bebé.

¿Cuál es el tratamiento?

El tratamiento se basa en la administración de antibióticos, de los que existen varias opciones. La elección del antibiótico dependerá de la localización de la enfermedad y tipo de paciente. Las tetraciclinas son efectivas. Están contraindicadas durante el embarazo y la lactancia porque atraviesan la placenta y se acumulan en el tejido óseo y dientes del feto o del recién nacido. Las quinolonas (ofloxacina, ciprofloxascina y difloxacina) son muy efectivas pero también están contraindicadas en el embarazo porque pueden causar lesiones cartilaginosas. Los macrólidos son muy efectivos contra esta bacteria y pueden usarse durante el embarazo, la lactancia y en el período neonatal. Son la eritromicina, la roxitromicina y claritromicina.

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