Complicaciones frecuentes del embarazo

Te explicamos cuales son las 10 complicaciones del embarazo más comunes para poder prevenirlas y tratarlas a tiempo.

Complicaciones frecuentes del embarazo

¿Son frecuentes las complicaciones del embarazo?

Por suerte no. La mayoría de los embarazos se llevan a cabo sin ninguna complicación. Sin embargo, hay casos en los que sí aparecen y son problemas que deben ser tratados inmediatamente para que el embarazo se desarrolle sin inconvenientes.

Para evitar la aparición de alguna complicación o bien para diagnosticarla a tiempo,  debes estar alerta a los síntomas de embarazo que van apareciendo y asistir a todas las consultas con el médico. Será él quien te indicará la realización de análisis de laboratorio, exámenes clínicos y ecografías para verificar que tu estado de salud y el de tu bebé sean óptimos.

A continuación te indicamos las 10 complicaciones del embarazo más comunes.

Embarazo múltiple

A partir de las 8 semanas es posible diagnosticar ecográficamente un embarazo múltiple. Se considera al embarazo múltiple un embarazo con mayor riesgo porque se asocia a parto prematuro y desarrollo de preeclampsia.

Además es importante diferenciar si los bebés son gemelos (provenientes de un espermatozoide y un óvulo que al conformar el huevo se divide en dos diferentes) o mellizos (provenientes de dos óvulos y dos espermatozoides distintos). Los gemelos pueden compartir la placenta o la bolsa, lo cual puede complicar el desarrollo durante el embarazo y el parto. Más información…

Enfermedad Rh

La sangre de cada persona puede tener factor Rh positivo o negativo. Si los dos padres son negativos, no existirá problema. Si la mamá es negativa y el papá positivo y el bebé hereda factor positivo, este bebé no tendrá ningún problema pero la mamá debe recibir gamaglobulina postparto para evitar formar anticuerpos que pueden destruir la sangre de un segundo bebé que tuviera factor Rh positivo. Más información…

Desprendimiento de placenta

Ocurre cuando se origina una hemorragia en la zona comprendida entre la pared uterina y la placenta que provoca el despegamiento de la misma antes de que el bebé haya nacido. Esta hemorragia forma un coágulo de tamaño variable que contribuye a “despegar” la placenta cada vez más. Se manifiesta clínicamente por un dolor muy intenso en el abdomen asociado a un endurecimiento permanente del útero. A veces puede acompañarse de una hemorragia oscura por los genitales.

Es una grave complicación durante el último trimestre del embarazo, que en la mayoría de los casos se asocia a preeclampsia. Si la placenta se desprende antes del nacimiento del bebé, la parte desprendida deja de aportar el oxígeno que el bebé necesita. Para salvar al bebé de esta situación que es irreversible (la placenta no vuelve a pegarse sino que por el contrario tiende a desprenderse totalmente) debe hacerse una cesárea de urgencia.

La salud de la mamá también puede comprometerse porque el coágulo que se forma en la zona de la hemorragia inicial puede ser tan grande que consuma factores esenciales necesarios para la coagulación sanguínea materna que predispongan a hemorragias muy difíciles de tratar. Más información…

Placenta previa

Se denomina así cuando la placenta se ubica anatómicamente por delante de la cabeza del bebé tapando el orificio del cuello. Esta situación es común y frecuente hasta las 20 semanas de embarazo, de hecho 1 de cada 3 mujeres presentan una ubicación baja de la placenta en este período, pero en la medida que el útero va creciendo la placenta se corre hacia su fondo.

Si permanece en esta ubicación para la fecha de parto, es imposible tener un parto vaginal, porque la placenta se interpone entre el bebé y el canal del parto. Por lo tanto es indicación de una operación cesárea.

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En las últimas semanas del embarazo puede aparecer sangrado, como consecuencia de contracciones que dilaten el cuello uterino. Si la hemorragia es muy importante se corren riesgos tanto maternos como fetales, si no se trata inmediatamente. Más información…

Rotura prematura de bolsa

Se llama así a la salida de liquido amniótico por los genitales sin que se desencadene el trabajo de parto en las siguientes 24 horas. Es lo que se conoce como “rotura de la bolsa”. Es más común en las últimas semanas del embarazo, pero puede ocurrir en cualquier momento, a partir del segundo trimestre.

Las membranas ovulares intactas son una barrera contra el ascenso de gérmenes que están presentes en el cuello del útero y la vagina. Cuando la bolsa se rompe estos gérmenes invaden el líquido amniótico y pueden provocar una infección en el bebé. Si sospechas que la bolsa se ha roto debes consultar inmediatamente a un centro obstétrico. Es imprescindible un examen vaginal realizado por personal capacitado para confirmar la rotura de la bolsa. Muchas veces resulta ser incontinencia de orina o flujo vaginal.

Si la rotura se produce antes de la semana 32, tu médico va a intentar prolongar unas semanas el embarazo porque el riesgo de prematurez es mayor que el de infección fetal. Se te indicará reposo, una medicación para acelerar la maduración de los pulmones del bebé y se te medicará con antibióticos, siendo necesarios controles de laboratorio para diagnosticar signos de infección, como el recuento de glóbulos blancos o un cultivo de secreción vaginal para identificar los gérmenes que allí ser encuentran.

Si se sospecha infección, se inducirá el trabajo de parto para evitar mayores riesgos para el bebé.

Polihidramnios

Se denomina así al exceso de líquido amniótico. Sus causas pueden ser normales como cuando se asocia a un bebé de gran tamaño o al embarazo múltiple o bien ser consecuencia de una enfermedad de la madre como la diabetes o una enfermedad del bebé como las llamadas malformaciones congénitas que pueden deberse a defectos de deglución como las obstrucciones de la tráquea, el esófago o el estómago fetal o anomalías neurológicas fetales como la anencefalia, espina bífida, mielomeningocele o hidrocefalia.

El polihidramnios puede diagnosticarse en un control prenatal de rutina y se confirma con la ecografía midiendo el volumen de líquido amniótico. El exceso de líquido amniótico también puede aparecer sin causa alguna y el bebé puede ser totalmente normal.

La distensión uterina causada por el exceso de líquido puede desencadenar un parto prematuro o que el bebé no se ubique en la posición correcta para el parto o que al momento de la rotura espontánea de la bolsa se produzca una procidencia del cordón umbilical.
Si tienes un polihidramnios se te recomendará reposo para evitar el parto prematuro y si tienes dificultades respiratorias, puede realizarse un drenaje del exceso del líquido mediante una punción con un catéter intra-amniótico. Más información…

Oligoamnios

Es la disminución de la cantidad de líquido amniótico. Puede ser debido a malformaciones congénitas en las vías urinarias fetales, las más frecuentes a nivel renal u obstrucción a nivel vesical.

También una severa insuficiencia placentaria puede ser la causa conjuntamente con un bebé de muy bajo peso. El diagnóstico se confirma mediante una ecografía y de acuerdo al problema que lo cause podrá o no realizarse un tratamiento prenatal. Más información…

Anemia

Los glóbulos rojos contienen hemoglobina, sustancia que transporta el oxígeno desde tus pulmones a todos los tejidos de tu organismo. Durante el embarazo el número de glóbulos rojos aumenta, pero hay un aumento aún mayor del líquido de todo tu cuerpo, resultando en una leve disminución de la concentración de hemoglobina por dilución. Si la caída de la hemoglobina es excesiva, es decir, por debajo de un valor de 10 g%, estás anémica.

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Los síntomas pueden ser cansancio, falta de aire y falta de energía. Si la anemia es severa, no podrás hacer caminatas ni incluso subir una escalera. El bebé no es afectado por esto.

Después del parto te sentirás agotada lo cual puede provocar una disminución de la producción láctea.
Lo ideal es la prevención de la anemia durante el embarazo. Se deben realizar como mínimo dos controles de hemoglobina durante el embarazo y si el nivel es inferior a 10 g% se debe iniciar tratamiento.

Las causas más comunes son las deficiencias en la alimentación. Durante el embarazo el bebé consume rápidamente los depósitos de hierro maternos. Si hay hemorragia durante el embarazo también se debe suplementar la dieta con comidas ricas en hierro (carnes rojas, hígado, riñón, morcilla, cereales, semillas de girasol, frutas secas, yema de huevo, nueces, champiñones, remolacha). Los jugos de cítricos favorecen la absorción del hierro de los alimentos ya que contienen vitamina C.

Si con la dieta no es suficiente deben administrarse comprimidos que contengan hierro y ácido fólico, que a veces pueden provocar acidez y constipación. Si la anemia se instala bruscamente por pérdidas abundantes durante el embarazo (placenta previa) o en el parto y tu hemoglobina tiene un nivel tan bajo que impide una movilidad normal, es indicación de realizar una transfusión sanguínea. Más información…

Diabetes gestacional

Es la que se desencadena durante el embarazo como consecuencia de la influencia de las hormonas placentarias. El tratamiento de la diabetes gestacional es, la mayoría de las veces, una dieta muy estricta en lo que a hidratos de carbono se refiere, aunque a veces es necesaria la administración de inyecciones de insulina diarias.

Toda mujer que haya tenido diabetes gestacional debe ser controlada rigurosamente porque tiene riesgo aumentado de padecer diabetes en los años que siguen al nacimiento y mayores chances de repetir la diabetes en embarazos posteriores. Más información…

Preeclampsia

Se denomina así a la hipertensión arterial provocada por el embarazo. Es debida a la producción placentaria de sustancias como el tromboxano que producen constricción de las arterias. Se desarrolla en mujeres normotensas o se agrega a una mujer ya hipertensa a partir de las 20 semanas de gestación.

Es una enfermedad peligrosa tanto para la madre como para el bebé. En la mamá puede provocar crisis hipertensivas, insuficiencia hepática o renal, alteraciones de la coagulación y hasta cuadros convulsivos o comatosos llamados eclampsia entre otras complicaciones. En el bebé puede producir una disminución de su crecimiento o graves complicaciones como el desprendimiento placentario.

El control de la tensión arterial es uno de los pilares del control prenatal. Tu médico jamás dejará de controlarla en cada consulta. Más información…

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